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Desde muy antiguo, el profeta Isaías anunciaba: “Vendrá el Señor, y juzgará a los pobres con justicia”. Juan el Bautista, en el Jordán, exhortaba a los que le escuchaban: “Preparad el camino al Señor…convertíos, porque está cerca el Reino de los Cielos”, y el Ángel anunciaba a María: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo…concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús”.

Hoy, gozosos, porque estas promesas ya se realizaron, la Iglesia nos invita a prepararnos para actualizar y vivir con intensidad estos acontecimientos de salvación, que Dios, a través de la Iglesia, nos ofrece continuamente.

Como Isaías, deseamos y esperamos un mundo nuevo, lleno de Dios, en el que no haya mal, ni dolor, ni injusticias, ni pobrezas, ni guerras. Para ello, siguiendo la llamada de Juan el Bautista, necesitamos preparar el camino al Señor, intentando transformar nuestros corazones, de donde sale todo lo bueno y todo lo malo, para transformar también el mundo.

Y, como María, con toda la confianza y con todo el amor, con profundo espíritu de fe y de oración, esperamos que Jesucristo nazca de nuevo en nosotros, para que nuestras vidas y nuestro mundo se renueven.

Pero todo esto no ocurrirá si no nos preparamos con intensidad. Para ello comenzaremos pronto el tiempo fuerte de Adviento y, con él,  podremos aumentar las oportunidades de orar, reflexionar individual y comunitariamente. Podremos  compartir nuestra fe en los grupos parroquiales y celebrar los sacramentos de la reconciliación y la Eucaristía en nuestra Comunidad. 

Desde la Parroquia, tendremos muchas y variadas ocasiones de celebrar y participar en todo esto durante el tiempo de Adviento. No permitamos que pasen estas nuevas oportunidades, que Dios nos ofrece, para aumentar lo que tanto necesitamos cada vez más y siempre: nuestra fe y nuestra esperanza en el Señor que viene a salvarnos. 

El Señor viene, ¡prepárate!

Agustín Garrido Plaza, párroco.

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