
​​Parroquia San Andrés Apóstol​
​Villanueva de los Infantes Arciprestazgo del Campo de Montiel Diócesis de Ciudad Real
Mayores
Aprendiendo y enseñando (Mª Luisa Contreras Vázquez)

Partiendo del salmo 92 que expone que “en la vejez seguirán dando fruto” Para el Papa Francisco “La ancianidad no es un tiempo inútil en el que nos hacemos a un lado, abandonando los remos de la barca, sino que es una estación para seguir dando frutos”. Las fuerzas pueden declinar o la aparición de una enfermedad puede poner en crisis nuestras certezas.
Frente a esta sensación de decaimiento, Jorge Mario Bergoglio recomienda continuar con la actividad y el aprendizaje, especialmente “desde el punto de vista espiritual, cultivando nuestra vida interior por medio de la lectura asidua de la Palabra de Dios, la oración cotidiana, la practica de los sacramentos y la participación en la liturgia”.
Junto a esto, recomienda a los mayores cultivar ”la relación con Dios, las relaciones con los demás, sobre todo con la familia, los hijos, los nietos, a los que podemos ofrecer nuestro afecto llenos de atenciones, pero también con las personas pobres y afligidas, a las que podemos acercarnos con la ayuda concreta y con la oración”.
En este sentido, reivindica también la figura de los abuelos como referentes de paz en un mundo en guerra para “enseñar a las mujeres y a los hombres de nuestro tiempo a ver a los demás con la misma mirada comprensiva y tierna que dirigimos a nuestros nietos”. “Hoy podemos ser maestros de una forma de vivir pacífica y atenta con los más débiles”, apunta Francisco. “Vosotros, queridos mayores , sois los promotores de la revolución de la ternura, con una tarea concreta: proteger el mundo con acciones concretas y con la oración”
En el camino de la vida, Jesús nunca nos abandona y se acerca a nosotros a través de la ternura.
La familia es el primer lugar de la ternura, Y es que ,como experimentan tantas personas en todo el mundo, la fe, la ternura del amor, se enseña primero en la familia.
“El futuro tiene un nombre, y ese nombre es esperanza”, asegura Bergoglio, si se produce la auténtica revolución de la ternura."
La ternura es usar los ojos para ver al otro, usar los oídos para escuchar a los demás, al oír los gritos de los niños, los pobres, de los que temen el futuro; también escuchar el grito silencioso de nuestra casa común, la tierra contaminada y enferma.
La ternura, es la fuerza del tacto, que Jesús expresó de forma tan elocuente con todos sus gestos.
Pero la ternura es también abrazar. Todos hemos de aprender a abrazar a los necesitados , como San Francisco. En cada hermano y hermana en dificultad abrazamos la carne de Cristo que sufre. La ternura es algo muy necesario.